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Los viajes de Cristóbal Colón al continente americano.


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Tercer viaje (1498-1500) | Cuarto viaje (1502-1504)
Rehabilitación de Colón

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Los viajes de Cristóbal Colón al continente americano.

Primer viaje: 3 de agosto de 1492 a 15 de marzo de 1493.

Los Reyes Católicos suministraron a Colón, para realizar el viaje cuyo objetivo era encontrar la ruta marítima hacia las Indias navegando hacia el oeste, dos pequeñas carabelas no muy nuevas, que habían sido utilizadas antes para transportar cargas, y una nao, embarcación similar pero un poco más grande; así como una suma de dos millones de maravedíes que era una moneda de plata utilizada en el Reino de Castilla, cuyo valor es difícil determinar comparativamente.

También le proveyeron de una tripulación de 90 hombres, reclutados casi todos entre los marinos del Puerto de Palos, por los dos avezados pilotos de mar que Colón contrató para comandar las otras dos naves de la expedición, los hermanos Martín Alonso y Vicente Yáñez Pinzón.


Los hermanos Yáñez Pinzón eran tres. Además de Martín y Vicente, formó parte de la expedición de Colón, Francisco. Eran todos oriundos del puerto de Palos de la Frontera, población situada a orillas del río Tinto, y muy cercana al monasterio de La Rábida donde Colón residía.

Martín Alonso, que era el primogénito, había nacido en 1440, por lo cual contaba al iniciarse el viaje, alrededor de 50 años. Su experiencia como navegante era muy grande, había navegado intensamente por las rutas del Mediterráneo y el océano en su propio barco; y siendo el capitán y armador de buques más apreciado de la región, tenía importante fortuna.

Una vez más Colón recibió la valiosa contribución de los monjes de La Rábida, que intercedieron para convencer a Martín Alonso Pinzón a que accediera a comandar una de las naves. No solamente accedió a comandar la Pinta sino que también su otro hermano Francisco fue contratado como contramaestre; y su otro hermano Vicente, que había sido su segundo en los numerosos viajes que había realizado y contaba apenas 31 años, quedó al frente de la Niña.

La presencia de los tres hermanos Pinzón fue de gran importancia para que la expedición pudiera realizarse a pesar de lo riesgoso de su finalidad, porque su prestigio habilitó a que los marinos del Puerto de Palos aceptaran enrolarse en ella.


Luego del viaje de Colón, a Vicente le estaba reservado realizar otros importantes descubrimientos en el continente americano. A la muerte de su hermano mayor Martín, Vicente recibió de los Reyes Católicos la autorización para realizar otros viajes.

Apoyado en la fortuna de su familia, Vicente partió en 1499 hacia las Indias, y desviado de su ruta terminó llegando a las costas del Brasil, descubrió las bocas de los ríos Orinoco y Amazonas y varias islas de la zona del Caribe.

A pesar del fracaso económico de ese viaje, Vicente Yáñez Pinzón fue nombrado Caballero del reino.

En 1508, cuando ya se tenía conciencia de que América no era las Indias y se afrontó la empresa de encontrar a través de ella un paso hacia el Oriente, fue designado juntamente con Américo Vespucio y Juan Díaz de Solís para explorar la “ruta de la Especiería“.

De ello surgieron las finalmente expediciones de Solís y Magallanes que condujeron al descubrimiento del Río de la Plata, del Estrecho de Magallanes, y la primer circunvalación marítima de la Tierra.


Los tres buques fueron las carabelas “Pinta” y “Niña”, de poco más de 15 mts. de largo, a cargo de los hermanos Pinzón con 25 hombres a bordo cada una; y la “nao” “Santa María” que comandaba el propio Colón, de mayor tamaño, con cinco mástiles y con una tripulación de 40 hombres.

El viaje se inició al alba del día 3 de agosto de 1492, poniendo rumbo a las Islas Canarias a donde llegaron el día 9. El día 11 llegaron a la Gran Canaria, donde ocurrió el primer contratiempo, al romperse el timón de la “Pinta”, que pudo ser reparado gracias a las habilidades de Martín Alonso Pinzón.

Esperando vientos favorables, recién el 6 de setiembre pudieron reemprender el viaje con rumbo al oeste, advirtiendo Colón a su tripulación que el recorrido sería largo, no menor de 700 leguas, y que solamente pasada esa distancia se navegaría unicamente de día. En esa época, no era fácil calcular la posición de los barcos ni las distancias recorridas; lo cual los pilotos realizaban apreciando la forma de la estela dejada en las aguas y haciendo algunas poco precisas mediciones con el astrolabio.

El 13 de setiembre Colón se encontró con los efectos derivados de la llamada declinación magnética de la Tierra (diferencia entre los polos geográficos y magnéticos) que dificultaron sus cálculos de navegación; y el 16 penetraron en el “mar de los Sargazos”, una zona central del Atlántico generada por el gran efecto de remolino que forman las corrientes marinas del sur - de este a oeste - y del norte - a la inversa - por lo que se reúnen en su centro gran cantidad de plantas flotantes; y que era totalmente desconocida en esa época.

Esos episodios produjeron suma inquietud en las tripulaciones, lo cual se acentuó a partir de los primeros días de octubre, en que habían navegado bastante más de las 700 leguas que Colón había calculado, sin percibir indicios de encontrar tierra. La tripulación de la “Santa María” tuvo un conato de amotinamiento, el cual pudo ser superado gracias a la energía y autoridad de Martín Alonso Pinzón, que amenazó con matar a cualquiera que se atreviera a desobedecer las órdenes de los capitanes.


Sin embargo, la situación de preocupación e indisciplina recrudeció entre el 9 y el 10 de octubre; cuando no solamente las tripulaciones se rebelaron contra Colón, sino que los propios hermanos Pinzón advirtieron que la duración del viaje estaba siendo excesiva, especialmente en base a las provisiones de a bordo, que amenazaban ser insuficientes para el retorno.

Se dice que Colón había advertido en el cielo el vuelo de algunas aves, lo que le llevaba a presumir la cercanía de la tierra; por lo cual aceptó la condición con que los hermanos Pinzón lograron aplacar la ansiedad de las tripulaciones, conforme a la cual emprenderían el viaje de retorno si no llegaban a tierra en el término de tres días más de navegación.

Antes de cumplirse ese plazo, en el anochecer del 11 de octubre, el vigía de la “Pinta” - que viajaba adelantada por tener mejor velamen - encaramado en lo alto de uno de los mástiles, el marinero Rodrigo de Triana, dió el tan esperado grito de “¡tierra!”. Un disparo de cañón sirvió de aviso general, y los tres buques fondearon a la espera del día siguiente.

En la mañana del 12 de octubre, se aproximaron a la isla, que Colón bautizó con el nombre de San Salvador, y que tenía el nombre indígena de Guanahani. Formaba parte de las Islas Bahamas, es la actualmente denominada Isla de Watling, al norte de Cuba. Desembarcados, tomaron contacto con los habitantes a los cuales, suponiendo haber llegado a las Indias, Colón denominó “indios”, asignándoles así la denominación con que el adelante se designaría a todos los pobladores precolombinos de América.

El 12 de octubre es conmemorado en América y España como El Día de la Raza, por ser el aniversario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón.

Según el relato del propio Colón en su diario de viaje, los naturales se mostraron amistosos, y absolutamente ingenuos. Aceptaron divertidos los obsequios de los españoles, consistentes en cuentas de vidrio; y desconocedores de la espada, se cortaron con su filo.

El viaje continuó, llegando el 28 de octubre a la costa norte de la isla de Cuba, a lo largo de la cual navegaron de oeste a este. En esa circunstancia, el día 6 de noviembre se produjo un incidente, porque Martín Alonso Pinzón se separó del resto de la expedición, al frente de la “Pinta”; según se supone, animado por el objetivo de continuar explorando por su cuenta, para tratar de descubrir el oro que tanto pensaban hallar en las Indias.

La “Pinta” volvió a reunirse con las otras dos naves el 6 de enero de 1493, en las costas de la Isla de La Española (Santo Domingo); pero Colón mantuvo su total desaprobación por la conducta de Martín Alonso, al que al retorno a España acusó de traición por haber desertado.

Entretanto, la “Niña” y la “Santa María”, que continuaron bordeando Cuba hacia el este, llegaron el 6 de diciembre a la actual isla de Santo Domingo, que llamaron La Española, donde la “Santa María” encalló el día 24. Desembarcados allí, recibieron la colaboración de los indígenas encabezados por su cacique Guacanagarí, gracias a lo cual utilizaron los restos de la “Santa María” para construir una pequeña fortificación que llamaron “El Fuerte de la Navidad” donde hubieron de quedar 39 hombres equivalentes a la tripulación de la nave destruída.

El viaje de retorno fue emprendido, una vez reunidos nuevamente con la “Pinta”, el día 16 de enero de 1493, tomando el rumbo al este, en dirección a las Azores. Días después, al acercarse a esas islas, sobrevino una tempestad que separó a las dos carabelas, determinando que la “Pinta” torciera su rumbo hacia el norte, lo que la llevó a arribar a Bayona, en Pontevedra, Galicia, algunos días antes de que Colón, que en la “Niña” también se desviara de su ruta, llegara a Portugal el 4 de marzo de 1493.

Recién el 15 de marzo retornó la “Niña” al Puerto de Palos de donde había partido, haciéndolo pocas horas después la “Pinta”, que traía a bordo a Martín Alonso Pinzón gravemente enfermo; a resultas de lo cual falleciera a los pocos días, el 31 de marzo, en el Monasterio de La Rábida donde fuera alojado.

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Segundo viaje: 13 de setiembre de 1493 a 11 de junio de 1496.

El éxito del primer viaje, facilitó enormemente la realización del siguiente. Con pleno apoyo de los Reyes Católicos, contaba con abundancia de dinero, muchos expertos marinos dispuestos a colaborar, geógrafos, instrumentos. Reunió un importante equipo, en que incluyó numerosas especies de plantas y animales, con intención de aclimatarlos en los nuevos territorios que se proponían colonizar; todo lo cual embarcó en un total de 17 naves y 1.200 hombres, que salieron de Cádiz el 13 de setiembre de 1493.

Luego de la ineludible escala en las Islas Canarias, la expedición puso rumbo más al Sur, por lo cual llegaron a tierras americanas el 3 de noviembre, en las Antillas menores, donde tropezaron esta vez con indígenas hostiles. Continuaron navegando en la zona caribeña, llegando a la isla de Puerto Rico y bordeando la costa sur de Cuba. Finalmente, encontraron la ruta hacia La Española (Santo Domingo) donde hallaron que el Fuerte de la Navidad había sido destruído y los hombres dejados allí habían muerto.

Continuaron explorando las costas, y en La Española fundaron la primer colonia, que denominaron Isabela en homenaje a la Reina. En el curso de esas exploraciones, fue descubierta la isla de Jamaica, y al parecer en las costas de América del Sur, encontraron un valioso criadero de ostras perlíferas en Cabaguá, aunque Colón no lo anunció en esa oportunidad.

Emprendido el retorno, Colón llegó a Cádiz el 11 de junio de 1496; vistiendo las ropas usuales de los monjes franciscanos de La Rábida, para enfrentar una situación sumamente dificultosa, a causa de las versiones que desacreditaban los resultados de sus expediciones, que no habían traído las riquezas esperadas, y en cambio habían dado lugar a los sangrientos enfrentamientos de los expedicionarios con los hostiles habitantes de las nuevas tierras.

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Tercer viaje: 30 de mayo de 1498 a noviembre de 1500.

La situación surgida al retorno del segundo viaje causó grandes dificultades para el propósito de organizar un tercero. Las informaciones que se habían conocido acerca de la ausencia de las esperadas riquezas en oro, unida a las rudas condiciones soportadas por los marinos y colonizadores, hicieron que desapareciera el anterior entusiasmo por enrolarse en las tripulaciones.

Se aparejaron esta vez solamente 8 naves, y costó mucho reclutar los 226 hombres para tripular la flota; al punto de que Colón fue autorizado a enrolar a condenados por delitos.

Los buques componentes de la flotilla, partieron esta vez del puerto de Salúcar de Barrameda, haciéndolo en diversos grupos a reunirse en las Islas Canarias, el último de ellos el 30 de mayo de 1498.

Esta vez, la ruta ingresó al Atlántico a la altura del Cabo Verde, bastante más al sur que en los viajes anteriores; lo que determinó que se acercara al continente a la altura de las costas venezolanas, descubriendo la isla de Trinidad, y creyendo que habían llegado a las cercanías del Paraíso Terrenal.

Desde las costas venezolanas navegaron hacia el norte, en busca de La Española, encontrando en su camino a la isla Margarita, donde se realizaba la pesca de perlas. Llegaron finalmente a la isla de Santo Domingo, donde se había instalado la primer colonia de las Indias, el 20 de agosto.

La llegada de Colón a la colonia suscitó prontamente una situación sumamente dificultosa. Se acusó a Colón de diversas irregularidades, especialmente de haber ocultado descubrimientos de su anterior viaje, por lo cual de desató una fuerte resistencia a su autoridad, la de su hijo Diego y su hermano Bartolomé; y se produjeron numerosos entredichos con el alcalde de la colonia, Francisco Roldán.

Las noticias de la situación existente en La Española llegaron a los Reyes, quienes decidieron destituir a Colón, designando para sustituirlo como Gobernador de las Indias a Francisco de Bobadilla, investido además de las potestades de juez investigador. Bobadilla llegó a La Española el 23 de agosto de 1500 en dos carabelas y con una dotación de 500 hombres, con el cometido de poner orden. Colón y sus allegados opusieron resistencia a transferir su autoridad a Bobadilla, por lo cual éste resolvió prenderlos y enviarlos de retorno a España a comienzos de octubre del año 1500.

De esta manera, Cristóbal, Bartolomé y Diego Colón regresaron a España encadenados, a fines de noviembre del año 1500.

En cuanto a Bobadilla, fue sustituído como Gobernador de La Española por Nicolás de Ovando, y murió a consecuencia de un naufragio ocurrido al buque en que retornaba a España, en el año 1502.

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Cuarto viaje: 11 de mayo de 1502 a 7 de noviembre de 1504.

Al parecer, al retorno de Colón, la situación ocurrida no quedó debidamente esclarecida. Los Reyes Católicos - que habrían dudado bastante antes de decidir destituirlo de sus cargos de Almirante y Gobernador y demorado el envío de Bobadilla - se afligieron por el trato que éste dispensara a Colón y sus familiares. Bobadilla fue destituído a su vez como Gobernador de La Española, y si bien no se restituyeron sus cargos a Colón, le encomendaron realizar un nuevo viaje.

En realidad, a pesar del descubrimiento de las nuevas tierras americanas - que a esas alturas se había comprendido que no eran las buscadas Indias - ello no había rendido las riquezas esperadas; y por lo tanto, la Corona persistía en el objetivo de buscar por occidente la llamada “Ruta de las Especierías“, que condujera a las tan apreciadas riquezas que ellas representaban y que - de acuerdo a las ideas que se tenía de las dimensiones del planeta - suponían muy cercana a los nuevos territorios descubiertos por Colón.

Colón inició así su cuarto viaje en busca de las Especierías, partiendo nuevamente del puerto de Cádiz ahora con 4 naves y 150 hombres a sus órdenes, el 11 de mayo de 1502.

Siguiendo una ruta aproximadamente igual a la de su segundo viaje, tenía órdenes expresas de no recalar en La Española; por lo cual atravesó el mar Caribe, descubriendo la isla de Martinica y llegando a las costas de Honduras y Panamá.

A la frustración derivada de no encontrar el ansiado camino de las Especierías, ni oro u otras riquezas, se agregaron varias calaminades; como la pérdida de dos de sus barcos y el ataque de enfermedades probablemente tropicales. Ante eso, a pesar de sus órdenes, decidió el 1º de mayo poner rumbo a La Española, pero no pudo llegar, debiendo encallar sus barcos, para salvarlos, en una bahía de la isla de Jamaica.

El rescate constituyó una verdadera hazaña. Un integrante de la tripulación de Colón, Diego Méndez, intentó navegar hacia La Española, que distaba más de 100 millas; pero fracasó en su primera tentativa. De tal manera, volvieron a insistir partiendo dos canoas al mando de Diego Méndez y Bartolome Fiesco, tripuladas por seis marineros españoles y algunos indios. Después de varios días de navegación, Méndez llegó a La Española, para encontrar que el nuevo Gobernador, Ovando, no le autorizaba a volver para rescatar a los restantes náufragos.

Finalmente, y pasados varios meses, ya en 1504, se permitió a Méndez contratar un navío para recoger a los expedicionarios de Colón y conducirlos directamene a España; los que pudieron abandonar Jamaica el 28 de junio de 1504, y llegar a Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre del mismo año.

Quebrantada su salud y su espíritu, Colón falleció en Valladolid el 20 de mayo de 1506; luego de haber sido ignorados por la Corte española todos sus reclamos de reconocimiento de sus títulos y derechos.

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Sin embargo, su hijo Diego, nacido en la época en que Colón residiera en la isla de Madeira, de su unión con la portuguesa Felipa Muñiz - y que había vivido su adolescencia en la Corte muy cercano a los Reyes Católicos - emprendió desde 1502, y por su encargo, la labor de reivindicar los derechos de su padre como Virrey y Gobernador de los nuevos territorios por él incorporados a la Corona española.

Sus gestiones fueron respaldadas por el Duque de Alba, el que logró que el Rey Fernando el Católico, convertido en monarca de Castilla al fallecimiento de Isabel, le reconociera, si no los títulos de Almirante y Virrey, la condición de Gobernador de las Indias y Tierra Firme, el 8 de agosto de 1508.

Diego, con toda su familia, embarcó de Sanlúcar de Barrameda el 3 de junio de 1509, con destino a Santo Domingo donde llegaron el 9 de julio. Sus derechos hereditarios como Virrey le fueron reconocidos, sin embargo, el 15 de mayo de 1511, por sentencia del Tribunal del Consejo Real de Indias, en Sevilla, pasando entonces a ser el segundo Almirante y Virrey de las Indias.

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