Cuidado del agua.
Todo lo que se ha visto, que es la gran importancia que tiene el agua para la vida humana y para la vida en general en el planeta, sirve para comprender lo importante que es cuidarla; no solamente evitando malgastar el agua de que disponemos, sino también evitando que se contamine.
Si bien es cierto que a escala mundial el agua siempre seguirá existiendo en la misma cantidad, porque el agua es un recurso natural renovable; no es menos cierto que en cada lugar solamente puede obtenerse una cantidad limitada; y por lo tanto, debe cuidarse. En el Uruguay estamos acostumbrados a que el agua sea abundante y en general facilmente accesible; pero no debemos perder de vista que igualmente es una sustancia muy valiosa, que debe utilizarse con prudencia así como evitar su degradación por el exceso de contaminación de las fuentes utilizables. No hay que olvidar que, precisamente por ser un recurso renovable, el agua deberá utilizarse una y otra vez; por lo cual hay que preocuparse de que sea posible disponer de ella en condiciones adecuadas.
Del mismo modo que es vehículo de vida, el agua puede ser el medio por el cual se difundan enfermedades; cuando se le incorporen sustancias malignas para la salud o la vida, como ocurre cuando algunos productos de desecho son echados a las corrientes de agua sin una debida depuración previa.
El agua constituye, por sus propiedades, una sustancia sumamente útil para ciertos procesos industriales, al igual que como medio de saneamiento de las ciudades y de limpieza en general. Para muchos de esos fines, se disuelven en ella productos - como los jabones y detergentes - que operan sobre otras sustancias haciéndolas también solubles en el agua, para separarlas y extraerlas. Pero eso da por resultado aguas que contienen sustancias perjudiciales, que se llaman aguas servidas, de las que es preciso deshacerse.
La disposición de las aguas servidas debe realizarse de tal manera que sea posible evitar que las sustancias perjudiciales que contienen, contaminen las fuentes de aguas puras, de las que es preciso obtener nuevamente agua en condiciones que permitan usarla sin peligro. Para ello, es preciso que, antes de devolver esas aguas a los cauces de la naturaleza, se le separe esas sustancias perjudiciales; y a la vez ellas sean procesadas en forma de quitarles esa condición. A eso, se le llama la depuración del agua; que significa devolverle su pureza originaria.
Existen diversos métodos para depurar y purificar el agua contaminada por las actividades humanas, antes de devolverla a sus cauces naturales:
Por decantación que consiste en dejar el agua reposando en depósitos para permitir que las sustancias sólidas caigan al fondo, lo que permite separarlas del agua.
Por aereación u oxidación, que frecuentemente se combina con el anterior, y que consiste en que al dejar el agua reposando en grandes depósitos de poca profundidad, las sustancias sólidas perjudiciales son descompuestas por la acción del oxígeno del aire y la labor de diversos microorganismos; haciendo que los gases se dispersen en la atmósfera y los restos sólidos decanten, ya no sean perjudiciales, o puedan extraerse mejor por otros medios.
Por filtrado que consiste en hacer pasar el agua por mallas muy finas o sustancias porosas - como arena o ciertas cerámicas - lo que retiene las partículas que por ser muy livianas no se separan facilmente con la decantación. Es un procedimiento más costoso que el anterior, porque además de los elementos utilizados para filtrar, a menudo es necesario forzar el paso del agua mediante aparatos que le den presión.
Por destilación que consiste en evaporar artificialmente el agua de forma que luego sea posible capturar el vapor para volver a condensarlo en forma líquida. Es un método todavía más costoso, porque requiere utilizar un aparato especial llamado alambique - que puede llegar a alcanzar gran tamaño y complejidad - y disponer de un medio para calentar al agua hasta la temperatura de ebullición y eventualmente de otro sistema para volver a enfriar rapidamente el vapor para que condense. El agua purificada por destilación se llama agua destilada.
Por captación que consiste en hacer pasar el agua por otras sustancias - como puede ser el carbón de determinados tipos - que tienen la propiedad de retener algunos componentes perjudiciales contenidos en ella.
Por esterilización que consiste en agregarle ciertas sustancias germicidas - normalmente soluciones de cloro, como en las piscinas de natación - o en pequeñas cantidades por calentamiento a la temperatura de ebullición que destruye, en ambos casos, los gérmenes microbianos que pudiera contener.
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